Las decisiones que tomamos a la hora de elegir los alimentos que consumimos no solo influyen en nuestra salud y en nuestra economía, sino que tienen un impacto directo en el resto de seres vivos y en la salud del planeta.
Según datos de la asociación Alianza Alimentaria, “el actual sistema alimentario produce entre un cuarto y un tercio de las emisiones globales, debido en parte a la deforestación, cambio de uso de la tierra; emisiones de fertilizantes y estiércol, metano del ganado; por la cadena de suministro del procesamiento de alimentos, refrigeración y transporte”. Se estima que “estos impactos se reducirían con un cambio a dietas más basadas en plantas; consumo saludable de calorías; menos desperdicio de alimentos; y mejoras en el rendimiento de los cultivos y las prácticas agrícolas”.
Por tanto, seguir una dieta sana y equilibrada es una gran decisión individual y colectiva, ya que se fundamenta, principalmente, en alimentos de origen vegetal, que son los que menos impacto negativo generan en el ecosistema; a lo que contribuyen los alimentos congelados, especialmente las frutas y verduras congeladas, pero también los pescados y mariscos congelados.
A la vista de los datos, todos deberíamos comprometernos con un consumo más responsable.
ASEVEC, la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados, insiste periódicamente en la importancia de concienciar a los consumidores sobre las ventajas nutricionales y medioambientales del consumo de frutas y verduras congeladas. Y es que el proceso al que se someten las frutas y verduras permite procesar la materia prima de forma eficiente y con bajo impacto ambiental; un tratamiento que dura, además, muy pocas horas desde la cosecha hasta que queda lista para el consumo.
El proceso de recolección de frutas y verduras se realiza siempre en el momento óptimo, lo que evita el deterioro de los productos y la generación de residuos orgánicos. En el caso de las verduras y frutas congeladas, una vez recolectadas, en pocas horas se limpian, se cortan y se someten a un proceso de ultracongelación. Todo ello provoca que las frutas y verduras puedan ser adquiridas por los consumidores en cualquier época del año con total seguridad. Pero las ventajas de las frutas y verduras congeladas no se limitan a ello, ya que pueden adquirirse a granel, igual que algunos pescados y mariscos congelados, lo que permite comprar solo las cantidades que vamos a consumir, evitando residuos orgánicos y el uso de plásticos.
Por tanto, los alimentos congelados son una fuente casi inagotable de ventajas: mantienen sus propiedades nutricionales y su sabor, son seguros, ya que los procesos de ultracongelación reducen los riesgos de contaminación de los alimentos, nos ahorran tiempo, dinero, consumo de agua –al poder comprarlos ya limpios-, energía, y reducen el impacto medioambiental.
Para garantizar todo ello, lo mejor es siempre comprar los productos ya congelados en tiendas especializadas en alimentos congelados, como en Congelados Hiperxel. De esa manera, evitamos el consumo extra de energía que necesitará tú congelador para congelar el alimento. Y en caso de que optes por hacerlo en casa, recuerda congelar los alimentos en cantidades reducida y evitar la meter alimentos calientes o templados en el congelador, ya que el congelador tendrá que trabajar más, consumirá más energía e incluso puede dañarse.